Tristan Tzara
A Tristan Tzara, su época de agitación dadaísta le siguió durante toda su vida como una especie de nube deslumbrante eso si que impedía ver cualquier otra cosa . Así mientras que sus siete manifiestos DADA han sido un autentico libro de cabecera para muchos nuevos poetas su obra poética permaneció durante mucho tiempo en un segundo plano.
Tristan Tzara fue desde los primeros tiempos en Zurich y aun antes un poeta ante todo e incluso en sus manifiestos y escándalos su capacidad poética brilla en pequeños y acogedores destellos. Ahora bien esta situación no es extraña ni insólita en la historia de la poesía moderna sino todo lo contrario por regla general los grandes teóricos los creadores y regidores de nuevos movimientos y doctrinas suelen quedar bajo el peso de sus ideas.
Toda su obra se ve a través de los aspectos mas llamativos y efectistas de sus doctrinas y de sus efectos públicos. Un caso bastante parecido al de Tzara es el de su amigo-enemigo André Breton por no ir más lejos.
Amiga
Amiga
Mamie, no comprenderás pero escucha
el dolor no me lo puedo llorar en un pañuelo
Las palabras son graves como una procesión de reyes
para tu alma con lagos secos y tristes.
Te he llamado con mucho amor
Tus senos son flores sin tiestos
y punzan frambuesas con sabor de leche
la almohada nube traspasada por la noche
En tu cabello hay cáscaras de naranja, en el deseo manada de caballos
En tus ojos hay sol, en los labios ganas de comer
La carne huele a hierba después de llover
durazno maduro, miel de mayo y frescura
Te compraré sin falta pendientes
de los joyeros judíos
Te daré semillas de flores raras
para enriquecer tus gatos literarios
¿Quieres? Acaríciame, arrúllame
se me ha muerto la novia
Pregúntame quién era
y dime cuándo te vas
Mamie, no comprenderás
pero es cosa bella estar en un poema
Has entrado como un insecto florido en
mi cuerpo con moho y aperos de fragua
En el camino de las estrellas marinas
Qué viento sopla en la soledad del mundo
Para que yo me acuerde de los seres queridos
Frágiles desolaciones aspiradas por la muerte
Más allá de las torpes persecuciones del tiempo
La tempestad se deleitaba ante su fin tan próximo
Que la arena no redondeaba ya su dura cadera
Pero en las montañas las bolsas de fuego
Vaciaban con seguridad su luz de presa
Pálida y corta como un amigo que se extingue
Del cual nadie puede decir ya su contorno con palabras
Y ninguna llamada en el horizonte tiene tiempo de socorrer
Su forma mensurable inicuamente a su desaparición
Y así de un relámpago a otro
El animal tiende siempre grupa amarga
A lo largo de los siglos enemigos
A través de los campos unos por ostentación otros por
avaricia
Y en su ruptura se perfila el recuerdo
Como el tronco que cruje en señal de presencia
Y de dispar necesidad
Existen también los frutos
Y no olvido los trigales
Y el sudor que les ha hecho crecer sube a la garganta
Sabemos sin embargo el precio del dolor
Las alas del olvido y las perforaciones infinitas
A flor de vida
Las palabras que no llegan a apoderarse de los hechos
Apenas por servirse de ellos para reír.
El caballo de la noche galopó desde los árboles al mar
Y unió las riendas de mil oscuridades piadosas
Se arrastró a lo largo de los setos
Donde pechos humanos contenían el asalto
Con todas las protestas colgadas a sus costados
Entre inmensos rugidos que se agarraban
Huyendo de la fuerza del agua
Inconmensurables ellos se sucedían mientras que muy
pequeños murmullos
No podían ser abogados y sobrenadaban
En la invencible soledad por donde desfilaban los túneles
Las selvas los rebaños de ciudades los mares enjaezados
Un solo hombre en el aliento de muchos países
Reunidos en cascada y resbalando sobre una ola lisa
De fuego desconocido que se introduce a veces en la noche
Por la pérdida de quienes el sueño congrega
En su profundo recuerdo
Pero no hablemos más de los que están unidos
A las frágiles ramas a los malos humores de la naturaleza
Aquellos incluso que sufren los golpes duros
Tienden la nuca y en la alfombra de sus cuerpos
Suenan las botas rígidas de los conquistadores
Ellos han salido de mi memoria
Los pájaros buscan otros primaverales empleos
En sus cálculos remunerados
Por rebaños deliciosos de enloquecimientos
Con el viento en sus talones
Que el desierto les sea contado
Al diablo las delicadas advertencias
Las diversiones amapolas y compañía
El frío escarba
El miedo sube
El árbol se seca
El hombre se agrieta
Los postigos golpean
El miedo sube
Ninguna palabra es bastante tierna
Para traer de nuevo al hijo de los caminos
Que se pierde en la cabeza
De un hombre al borde de la estación
Él mira la bóveda
Y mira al abismo
Tabiques estancos